enero 05, 2007

Yo también creía en los Reyes Magos...


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e incluso llegué a tenerles más fe que al propio Chucho.Y cómo no si al hacer cuentas resulta que eran mucho más cumplidores que áquel. Claro que coo todo acto humano, resultaba un proceso de lo más complicado:
Todo comenzaba por ahí de noviembre (o para alguien enajenada con Chabelo y comerciales, desde octubre) cuando había que escoger, entre tanta basura, la que aguantara al menos hasta que se pudiera renovar ('osease' hasta el próximo año). Aunque, claro, la mayor motivación era que fuera el juguete de moda, la "novedá" vaya.
Una vez armada la lista, la gran mandona del hogar dice:-Ah! toma en cuenta que los reyes vieron cómo te portaste en el año, tus calificaciones, si le pegaste -a la chillona- hermana, etc., etc...
Madres....llega al punto de convencerte que lo más justo son tres juguetes para ti y el mismo tanto para la chillona.
Entonces viene lo más difícil, la cartita. A mí me tomaba casi un día entero redactarla. Primero el borrador, un texto simple pero amable, en el cual, lo más importante es que la exigencia de los preciados juguetes resulte tenue, sútil...que parezca más una petición dulce y tierna de un ser inocente. Ahh claro y brota el lado artístico al intentar ilustrar el objeto de deseo.
Una vez armada y colocada dentro del zapatito recién boleado (ah sí, nunca en el año los limpias, pero ese día, al menos uno recibe talacha) se coloca junto al nacimiento o cualquier lugar visible, el punto es dejar bien claro cuál es el tuyo para evitar confusiones con la hermanita menor.
Por último, el paso más complicado: dormir. No sé cómo esperan que con la cabeza cargada de emociones uno pueda pegar el ojo por más de cuatro horas...Total que cuando despiertas para ver lo que te trajeron algunas veces en nada coincide con lo solicitado y nuevamente aquella bondadosa mujer te aclara que no debiste cambiar de opinión sobre lo que pedirías dado que los Reyes Magos hacen sus pedidos con mucha anticipación y no puedes salir con tu pendejada de elegir otra cosa al último momento.
En fin, con el paso de los años, la cruda realidad te revela lo simple de la vida: el misterio se pierde y al menos yo, espero con gran emoción el momento de dar tanta magia y sorpresa a otro pequeñín.
Que los intelectuales (jojo) podrán decir que sólo es consumismo, mercantilismo basado en un engaño...a mí me vale, no recuerdo un día de Reyes en el que no fuera inmensamente feliz jugando con la chillona.